viernes, 13 de enero de 2012

13 de Enero de 2012

Querido Hijo,

Desde que te fuiste sigo intentando buscarte, encontrarte, sentirte...y aunque me progongo "tirar para adelante", cada día es un día de lucha contra la pena, contra el dolor que mi corazón siente, y cada día que pasa hay días de victoria y otros de derrota.

Me aconsejaron que te dejara marchar, que no retuviera tu alma con mi tristeza y así lo hice pues según me decían era para tu bien y yo quiero lo mejor para tí.

Ya he aprendido a ocultar mi pena y mi dolor y estoy aprendiendo cada día a vivir con ello. (espero que eso cuente como una victoria en mi libro del cielo).

La vida cada día nos sorprende con otros retos, desafíos y pruebas que hemos de superar pues el mundo sigue girando aunque uno quiera parar y hemos de estar preparados para lo que aún nos quede por vivir.

Pero hoy no puedo, no puedo porque veo gente alegre, familias, niños y yo no te tengo. Soy egoísta ya lo sé, pero me gustaría tanto poder verte, poder celebrar tu cumpleaños con papá y con Gonzalo.
¿Cómo sería tu risa? ¿Cómo seria tu voz? ¿Cómo serían tus besos?

Hace poco celebrábamos los cuatro años de Gonzalo y ahora eres tú el que los cumple. Miro a Gonzalo (sobretodo dormido que es cuando mejor se deja achuchar) y le abrazo, le beso y pongo toda mi alma en pensar que esos besos también te llegan a tí.

Este día como todos los demás, los besos que te mande Gonzalo junto con los de papá y los míos espero que los sientas como nosotros anhelamos sentirte algún día.

Te quiero Guillermo.
PD: (Sigues protegiendo a cuantos te lo piden y a quienes más lo necesiten).