CATARROS Y MÁS CATARROS

Bueno pues como era de esperar, mi hijo mayor (tiene sólo 2 años y medio pero ha madurado en estos meses tanto ,que ya es mayor en cosas en las que no tendría por qué), le ha pasado el catarro a Guillermo, primero anginas, ahora catarro y claro el tiempo no acompaña, así que ya llevamos dos semanas "encerrados" en casa, esperando que no se complique (pues en un niño como Guille tener un simple catarro tiene más riesgo que en un niño sanito) y no tener que ir al hospital.

Estamos en vilo constantemente, si tiene décimas, que no le de fiebre, si tiene fiebre que no llegue a 38, que si vomita (¿será por los mocos o será algo grave?), si está irritable, si duerme demasiado... son algunos de los signos de alarma que hay que vigilar. Por eso cuando tenemos dos días normales, no me acostumbro; eso les decía a mis vecinas la semana pasada que hacía bueno y bajé a Guillermo un ratito. Hemos vivido tanto tiempo así, con sustos y sobresaltos que ya la normalidad se nos hace raro.

Sin embargo, a pesar de todo Guillermo nos transmite paz con su mirada. Con sólo verle sé cómo está y cuando anoche, a pesar de que tiene moquetes, afonía y le duele la garganta doblemente debido a la dichosa sondita, se durmió riéndose y feliz, me da una lección de valentía que hace que cuando me duela algo, o algo me moleste piense en lo que ha sufrido mi hijo y que al mismo tiempo me hace pensar si yo sería capaz de superar todo lo que él lleva pasado.

Os aseguro que no, que soy una "miedica" aunque ahora me haga la fuerte.